Ir el domingo a un centro comercial, al cine, a estar sentado en una banca de Coyoacan, o tan sólo llegar al mercado de tu colonia, a comprar unos tacos para desayunar, vestido con la camiseta del equipo de fútbol que siempre pierde en los mundiales (decepción nacional), con unas bermudas que nunca lava la fodonga esposa, y que están destinadas solo para los domingos, con olor a meses de rincón añejo de la recamara, con calcetines color cafe que resaltan con mis zapatos del veinti único par que tengo para ir a trabajar sin peinarme y con el cabello engelado desde el viernes, con un gallo difícil de aplacar en la nuca gracias al almohadazo, caminando casi sin ganas, y la jeta torcida mirando vagamente todo lo que me rodea, cargando las bolsas del mandado con ganas de que se me olviden por ahí y hacer que la busco mientras le pongo la velocidad de un caracol bajo el sol, diciendo sí a todo, cómo verdadero estúpido, disimulando la hueva que me cargo. En pleno domingo con el sol a plomo con mi lenta y espantosa imagen. Que sí bien digo “me vale madres” “hoy es domingo no me he bañado y ni lo hare”.Si alguna vez se me ocurrió ir así con la fodonguez y el ánimo que me sirvió hoy de inspiración, a algún lado de los que mencione. ¡¡Hoy, que me parta un rayo!!
Y sí por coincidencia a alguno de ustedes les da por salir así a espantar, mejor esperen una invitación a un concurso de fodonguez. Chance y ganen algo.
Y sí por coincidencia a alguno de ustedes les da por salir así a espantar, mejor esperen una invitación a un concurso de fodonguez. Chance y ganen algo.