martes, 26 de julio de 2011

Vicentico "El silencio se acabo" Capítulo XI.

Las cebollas que Diana encontró en el camino sirvieron para llegar a los terruños del gnomo. Así como las migas de pan que Hansel tiró en el camino para que sirvieran de regreso junto con su hermana Gretel en el bosque, las cebollas sirvieron esta vez para encontrar el sembradio del gnomo Vicentico. Estaba amurallado de troncos por todo el perímetro, había una pequeña entrada de los mismos troncos, de ahí a la entrada de la casa eran como quince metros de un camino hecho con piedra de río, por el cual probablemente Vicentico solía ir y venir del sembradio a su casa.








La pareja de buscadores fueron sigilosos desde el momento en que cruzaron la pequeña puerta de troncos que delimitaba el hábitat de el gnomo sembrador de cebollas.








Había mucho silencio y sólo se oían los lejanos cantos de los pájaros en los árboles. Se respiraba un misterio en el ambiente, era notable que la casa estaba sola y por mucho que Diana junto con su acompañante el caballero de armadura metálica preguntaban si había alguien en casa, nadie contestaba.








Poco a poco fueron dando pasos dentro de la casa, sin duda era la casa de Vicentico. El aroma y las cebollas no podían fallar y pensar que estuvieran en una casa equivocada seria una enorme pena. La pregunta era donde se encontraba el famoso gnomo y lo importante saber del arco que había hurtado una noche en un bar. Las palabras: ¿hola?, ¿hay alguien aquí? o ¿Vicentico donde estas? se perdían en la casa sola. Se dividieron para seguir buscando, Diana subió al segundo piso y el caballero de armadura llegó hasta el sótano. Se encontraron en la cocina mirandoce uno al otro y levantando los hombros concluyeron que estaban totalmente solos. Fue así que pasaron a la sala, miraron los retratos colgados en las paredes de los familiares de Vicentico, también notaron la austera forma de decoración hasta que las horas pasaron y pasaron, entre platicas que intercambiaban pensaban que la casa se encontraba sola porque el gnomo había decidido tomar unas vacaciones en Málaga, Ibiza, Playa del Carmen o en alguna playa de Brasil. Decidieron dejar las conjeturas sobre el gnomo y fue así como el alegre caballero de armadura metálica se dirigió al stereo y después a la pequeña barra donde se encontraban algunas botellas de alcohol. Muchas de estas habían sido cortesía de Jaime Duende.









De inmediato el silencio se acabo, pusieron rock and roll y todo se animo. La música de Vicentico no era muy buena y tampoco bastante como para hacer larga una espera, pero el sorprendente caballero saco su ipod y lo conecto poniendo más ritmo al danzón que ya se había armado en la casa de Vicentico. La pachanga ya estaba puesta y entre curiosos y colados que nunca faltan a las fiestas Diana y el caballero de armadura eran los mejores anfitriones. Sin saber a que hora terminaría la fantástica fiesta estos y los invitados echaban la casa por la ventana, el fandango y el jolgorio reinaban en todos lados donde se oía la fiesta.






Para esto, Vicentico se encontraba en un pueblo entregando un gran pedido a un restaurante que le encargó las famosas cebollas, pero en plena época de lluvias el gnomo se tuvo que esperar en el pueblo mientras caía fuertemente el aguacero. El resguardo del gnomo hizo que se regresara al restaurante y mientras disfrutaba de un té de rabo de cebollas los caminos y puentes se veían afectados por la tormenta. Así mientras en un lugar como el sembradio salía el radiante sol, en el pueblo de San Juan Neuronas llovía como si se fuera a caer el cielo deteniendo al noble gnomo en el pueblo sin saber lo que ocurría en su casa.



jueves, 7 de julio de 2011

Vicentico "Al ritmo de Blitzrieg Bop" Capítulo X.

Buscar un gnomo podría parecer cosa fácil, más y cuando es tan popular, pero realmente lejos o fuera de algún pueblo era lo que hacía dificultoso el asunto. La pareja de bien aventurados buscadores de Vicentico no sabían bien que camino tomar, así que entre praderas, bosques y llanos, los dos pasaban muy buenas aventuras.











Una tarde después de una larga caminata Diana decidió tomar una siesta bajo la sombra de un abedul, cerca de un arroyo, donde este tipo de árboles suelen habitar. Mientras, el caballero de armadura vigilaba mirando de un lado a otro. Con la calma del bosque, los abedules parecían arrullar el descanso de la cazadora. La noche estaba próxima y el sueño termino por llevar a las horas más profundas de descanso al par de buscadores del gnomo, en medio de aquel bosque de una noche llena de estrellas. Exhaustos, cansados de tanto caminar el descanso sin duda serviría para que al día siguiente la búsqueda continuara hasta encontrar a Vicentico y que cada cosa volviera a la normalidad.











La noche transcurrió y cuando el caballero despertó, poco a poco fue abriendo los ojos, mirando con incertidumbre los abedules del lugar, tenia la ligera sospecha que estaba solo sin Diana. Por un momento pensó que ella retrasaría al mismo lugar para continuar juntos la búsqueda de Vicentico. La incertidumbre dejó paralizado al caballero que por horas no sabía que pensar, se levanto y camino en circulo mirando los abedules que con el va y ven de sus hojas hicieron brotar la astucia del caballero. El caballero de armadura metálica camino fuera del pequeño bosque y en un declive pudo encontrar las huellas de Diana, pareciera que los abedules le alentaban para seguirle, pues el movimiento de las hojas parecían voces que le decían: ¡adelante, adelante!









Pues resulta que mientras era de noche los abedules le contaron entre sueños a Diana que el gnomo estaba ya muy cerca. Y poco antes del amanecer Diana despertó y sin hacer ruido tomó camino, dejando al caballero de armadura metálica descansando como se encontraba.











El buen humor y la valentía del caballero hicieron que este siguiera a paso firme las huellas de Diana.




Después del buen descanso que los dos tomaron en aquel lugar mágico de los abedules, cualquiera podría pensar sin lugar a duda que el arco estaría de regreso en manos de su dueña.
El caballero de armadura metálica se fue entonando la canción "The Ramones" Blitzrieg Bop, que hacia poner una gran sonrisa en la cara del buen acompañante.














Eran unas cuantas horas de diferencia las que la cazadora llevaba por delante con el caballero, por lo cual en cualquier momento volverían a estar juntos.









El caballero vio a lo lejos a Diana que con pasos lentos recogía algunos objetos del suelo. Corriendo llego a su lado y le pidió disculpas por haberle dejado sola, pero ella no respondió mucho, pues lo que recogía del suelo eran cebollas señal de que el huerto o sembradio de Vicentico estaría cerca. Esa mañana Diana decidió vestir muy formal, llevando puesta una estrella de mar que había comprado en las playas de Baja California, siendo así lo más sencilla que pudiera parecer con el encuentro de Vicentico. La parte importante era el dialogo y recuperar así el arco. Diana, en sentido figurado, más que otra cosa llevaba en alto bandera de paz la cual por mucho podría ser la que de buena forma hiciera razonar al gnomo y este le devolviera el arco. Por otra parte, al caballero se le tendría solo y únicamente como compañero de viaje.