miércoles, 15 de junio de 2011

Vicentico "La gran aventura" Capítulo IX.












Así daba inicio la nueva aventura del buen amigo Nash, con su mochila al hombro Lowe Alpine y sus botas Merrell, dispuesto para todo lo que condujera al encuentro del gnomo y así devolver el arco a Diana la cazadora.












Esto sin duda sería después una gran aventura y más anécdotas para contar en el bar, atrayendo más clientes.



Y por mucho el reno se convertiría en el héroe del cuento, recuperando la paz y tranquilidad al pueblo de Santiago.



Diana por su parte tomó camino en busca del mentado gnomo. Los consejos de la gente del pueblo hicieron no dudar que el aroma a cebolla de esa noche había sido porque Vicentico podría ser el presunto culpable.



Diana a su paso también encontró amigos a los que les contó lo ocurrido una noche tranquila en un bar fantástico. Quienes conocían a Diana ofrecieron dar cualquier pista o dato que supieran sobre el preciado arco. Hubo caballeros apuestos, fuertes, audaces que desenfundaron sus armas ante Diana y dando leal juramento de que quien haya osado robar el arco sería fuertemente castigado. Uno de los caballeros más apuesto y galán ofreció su valerosa espada mágica para ser así caballero de compañía a Diana por cuanto tardase en encontrar al gnomo o al culpable del hurto.




Diana no se sentía desprotegida, pues llevaba puesto un traje especial que la misma Diosa Venus le había regalado. Las hojitas de yerba buena o de parra no servían para este asunto, esto requería de dureza y por lo tanto una concha de almeja gigante hacía más valerosa y sin miedo alguno para lo que se le presentara enfrente. Aun sin su arco Diana tenía una muy buena puntería hasta para lanzar piedras o para poder tomar cualquier otro objeto como arma de defensa o ataque.

Vicentico mientras tanto en su sembradio permanecía a la espera de Diana la cazadora sin su arco. El gnomo sabía muy bien que llegaría tarde o temprano y así cara a cara podría hacer pagar el que una vez fuera maltratado su sembradio y sus adorables cebollas.






Desde arriba de la colina Vicentico vigilaba noche y día los rededores del sembradio por quien se pudiera acercar a este.







Apretaba fuerte el arco y tenía un gesto rudo poco usual en Vicentico, esto era más bien por aparentar aún más enojo del que él guardaba y fruncía el ceño igual que los hermanos cachiporra cuando posan para una fotografía.





Vicentico sabía muy bien que esto era guerra, pero el maltrato a sus cebollas lo ameritaba. Con el arco en su poder se cobraría de Diana cebolla por cebolla.
Los días, las horas, minutos y los segundos estaban contados para ese encuentro del gnomo y la cazadora.




lunes, 13 de junio de 2011

Vicentico "En el pueblo de Santiago" Capítulo VIII.




Después de lo acontecido en el "Bar de Nash" la confusión dejó al dueño del lugar atónito, era un acto extraordinario en el pueblo de Santiago.



El dueño del lugar y la dueña del arco hurtado quedaron en plena calle afuera del fantástico bar, la noche se hizo larga y habían muchos comentarios al respecto, nada en concreto, solo un olor a cebolla que hacia coincidir a todos que quizá el gnomo de las cebollas se volvió loco y la avaricia lo consumió para hacer un rancho muy muy grande, tal vez tan grande como el rancho Green resort o quizá como el rancho Ewing Oil, eso y muchas otras cosas más eran tan solo puras hipótesis entre la gente que estuvo esa noche en el bar.



A la cazadora no le venia para nada un gnomo cebollero con ganas de remodelar un rancho, no encontraba relación alguna de entre tanto que la gente le aconsejaba de porque el gnomo enloqueció con la avaricia de los humanos y había decidido tomar el arco de oro para venderlo con los piratas del caribe. Tanto disparate no era posible para una razón que justificara el robo de tan preciado arco.



Ahora Diana la cazadora tenia que armar el rompecabezas y empezar a buscar las piezas para dar con quien había tomado con total libertinaje literalmente el famosos arco.



El buen Nash se ofreció para la búsqueda del arco e hizo hincapié en no descansar hasta recuperar el tan preciado arco de la cazadora. De inmediato se vistió como soldado de élite tomando sus pantalones de camuflage y su jersey con su nombre en la espalda que de vez en cuando usaba en el gotcha tomando también su pistolita con balas de pintura. Este a su vez le soltó un choro mareador de esos de los acostumbrados a la cazadora, de esos mismos cuando el reno quiere a toda costa quedar como el héroe del cuento. A la cazadora casi se le va la boca de lado cuando vio al reno aparecer vestido de una especie de combinación entre Power Ranger y Rambo. No sabia realmente si reír o hacerse a la idea de que el buen amigo Nash colaboraría con acierto para encontrar el dichoso arco, pero el entusiasmo de este era lo más divertido.



Desde el día siguiente en el que Diana se quedó sin arco el reno colgó un anuncio en la puerta del bar que decía: "SE BUSCA GNOMO VICENTICO" "CINCO MIL DOLARES DE RECOMPENSA" cerrado hasta nuevo aviso. Todo mundo en el tranquilo pueblo de Santiago rumoraba bastante a cerca del gnomo y el por qué de su atrevido acto de robarle a la cazadora el arco. Obviamente ya nadie recordaba que tiempo atrás el gnomo había estado preguntando aquí y allá por un personaje igual de parecido que la Diana cazadora. Y eso solo porque alguien había estropeado el sembradio de Vicentico.