miércoles, 16 de noviembre de 2011

Vicentico "No aguanto más" Capítulo XVIII.








Diana y el Gnomo se saludaron de mano, empezaron por la casa quitando la yerba de todo el rededor que había crecido desmedidamente. El Caballero de armadura tomó una pala y se fue al campo dejando a la cazadora con Vicentico que le daba las instrucciones de como hacer para arrancar la yerba.






El día transcurría y poco a poco el sol era un verdugo que castigaba dejándose sentir en pleno cuentolandia. Lo peor, era estar cerca de Vicentico, pues el aroma era un segundo verdugo. El sudor y el aliento a pleno rayo de sol a eso del medio día, eran para cualquier ser vivo como un campo de concentración nazi.
Los mareos empezaron a reblandecer a Diana que sentía que se desmayaba, pero el entusiasmo por ver restablecido el sembradio para finalmente recuperar su arco eran lo que la mantenían viva.



Aquí era cuando Diana extrañaba a su amigo Givenchy.


El remedio infalible podía ser que terminando la jornada el gnomo fuera a darse un buen baño y una gargaras de Astringosol.
Por su parte, al Caballero no le iba de igual forma tan bien. Su traje era un baño sauna, aunque había evitado el aroma del gnomo, él estaba que se derretía dentro de su armadura metálica. Recordaba la vez que en la fiesta conoció a Rapunzel y sabía que estaba cerca de por allí para poder uno de esos días ir junto ella.
Para Vicentico era un día de los acostumbrados bajo el rayo del sol sobre el sembradio de sus adorables cebollas. Él estaba entero, como si nada, mientras que el par de sus compañeros pedían un vaso grande de felicidad y poder disfrutarlo a la sombra de un buen árbol. Vicentico jamás imagino que alguien más compartiera un afecto por las cebollas o por el campo.


Quizá eso era lo que él se imaginaba, pero en realidad los dos personajes no estaban acostumbrados para semejantes tareas. Al final del día mientras Vicentico aún permanecia en el sembradio los dos personajes ya habían salido corriendo sin querer saber nada que tuviera que ver con cebollas, de gnomos, ni de palas y picos.



sábado, 12 de noviembre de 2011

Vicentico "Manos a la obra" Capítulo XVII.

A la mañana siguiente desde muy temprano Diana y el Caballero fueron a paso firme en marcha al sembradio del gnomo Vicentico. La alegría y el optimismo por la nueva experiencia era muy notoria para ambos personajes, ninguno antes había hecho labor de cultivo.






El propósito era restablecer el campo y recuperar el arco, así como se había hecho el trato allá cerca del arroyo.



Diana estaba entusiasmada con cultivar cebollas, pues ella era una gran amante de la tierra y la naturaleza. Mientras tanto el Caballero seguía estando de metiche como persona neutral pero ayudando siempre a la cazadora por cualquier imprevisto. Sin duda también participaría en el restablecimiento del sembradio y la limpieza de la casa del gnomo. Pues si bien la casa sirvió para realizar un gran pachangón en toda la historia de cuentolandia.







Con los cantos de las aves, el nuevo día pintaba muy bien para comenzar a poner manos a la obra. Vicentico suspiraba la fresca mañana desde lo alto de la colina sujetando su azada favorita, podía ver todo a su alrededor. La sonrisa era preludio de que el campo recuperaría su esplendor para seguir cosechando cebollas y que todo volviera a la normalidad. Con la tregua de paz entre la Cazadora y él.





Para el gnomo no existía amor más grande que el de sus cebollas, el cariño y esmero por recuperar el campo era la máxima alegría de Vicentico sin duda.



Vio llegar al par de personajes y les dio la bienvenida muy educado como de costumbre y estaba dispuesto a darles las instrucciones para comenzar a trabajar el campo.



Lo que vendría en los siguientes días seria trabajo y diversión.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Vicentico "Trato hecho" Capítulo XVI

Vicentico terminó sacando al último borracho y aprovecho para ir al arroyo a beber un poco. Antes de poder estar lo suficiente cerca para beber, escucho a lo lejos entre los arbustos a alguien que cantaba como si estuviera bajo la regadera. Con un poco de calma después de beber un gran trago para saciar la sed, su curiosidad hizo acercarse para ver que era.








Los arbustos se movían como si estuviera algún animal herido escondiéndose para no ser atrapado.




Los cantos o quejidos habían cesado solo eran ya movimientos inquietos atrás de un pequeño arbusto de zarzamora.




La intriga del gnomo lo hizo acercarse cada vez más hasta que vio salir a una mujer semi desnuda de entre el pequeño arbusto. Ella pego un enorme grito después de ver allí parado a un extraño y chistoso personaje que la miraba rascándose su escasa barba, con el ombligo de fuera y un atuendo algo raro como de algún ayudante de Santa Claus o de algún circo.






De inmediato y más rápido que un caballo de cuarto de milla, el Caballero de armadura metálica fue corriendo al lado de la Cazadora. No había obstáculo que impidiera por grande que fuera llegar hasta donde se encontraba Diana. Árboles, casas y montañas no se interponían en el camino del Caballero de armadura.











Vicentico fue atropellado por el Caballero de armadura metálica.




En un principio pensó que había sido un camión de los que transportan jitomates y los choferes se dan a la fuga. Pero pudo ver bien y vio a quien lo tenía en la lona. La confusión se presto por unos minutos. Vicentico estaba callado, vio a los dos personajes juntarse, mientras sacudía el polvo de su traje. Sin duda quería un respuesta a sus dudas.


Fue entonces que escucho hablar al Caballero, preguntándole a la mujer de detrás del arbusto si se encontraba bien. Ella contesto que si, pero quería saber porqué estaba allí ese personaje.




La maldad cuestionaba en silencio a los dos individuos, pues nadie había estado antes tan cerca del sembradio del gnomo, la calma y la prudencia pudo controlar a Vicentico, que también estaba a punto de gritar. De fondo en su cabeza del gnomo retumbaba la canción "Back in Black" del grupo AC-DC

Su instinto le decía que la persona semidesnuda era la que una vez paso corriendo sobre el sembradio de cebollas y que era la dueña del dichosos arco. El Caballero tomo la iniciativa para hablar y presentar a cada uno. Mientras Vicentico se desempolvaba y Diana se vestía el Caballero presento a cada uno.




Después de el protocolo de la presentación vino la prehistoria y el recuerdo; motivo por el cual estaban juntos el gnomo y la cazadora.


Siendo Testigo y quedando como intermediario, el Caballero de armadura metálica, fue quien vio el trato hecho por Diana, para reconstruir el sembradio de cebollas y a su vez que Vicentico devolviera el arco dorado a su dueña. Se dieron un fuerte apretón de manos quedaron felices y contentos bailando cerca del arroyo todo listo para poner las manos a la obra.