viernes, 23 de diciembre de 2011

Vicentico "Como nunca lo imaginó." Capítulo XIX.

Con el pasar de los días, Vicentico empezó con un sentimiento muy especial por quien nunca jamás se hubiera imaginado. El gnomo veía a Diana cuidar de la tierra, sentía que el amor por la cebollas lo podía compartir con alguien y con ojos de cariño se fue enamorando de la Cazadora.



Un día, de corta jornada el gnomo cantaba y caminaba como pluma que se deja llevar por el viento, todo al rededor de Diana, traía un pequeño ramo de cebollas de cambray escondido detrás de él.



La actitud del gnomo puso de manera extraña a la Cazadora que se reía levemente levantando las cejas y los hombros, mirando al gnomo bailar sobre la yerba que quedaba a las orillas del sembradio.



Súbitamente, Vicentico tomó por la cintura a Diana y la estrecho fuertemente hacía él, como si fuera un costalito de cebollas de las que se acostumbraba a carcar en el hombro. Diana se quedo perpleja, pero más que nada sintió el concentrado olor a cebolla del gnomo que le hacía hacer caras y gestos de nauseas a punto del vomito.








Sin poder decir nada y a falta de fuerzas para poder echar un grito, Diana casi se desmalla del fuerte apretón. Era la hora en la que necesitaba al Caballero de armadura metálica, que en ese momento era bueno para nada, pues no lo veía por allí cerquita.





Vicentico saco todo lo que su encebollado corazón sentia por Diana,


pero ella no pudo ser descortés y sólo le pidió que le bajara y la dejara de abrazar. Con las pocas fuerzas que le quedaron a la Cazadora ella le pidió el arco y que cumpliera la promesa del cual era por lo que estaba ella allí.




Todo eso transcurría en el sembradio, mientras que a muchos kilómetros de allí el Caballero estaba ya en busca de la bella joven que conoció en la gran fiesta. Seria mucha la suerte de este personaje que también Rapunzel soñaba con volver a mirar aquel Caballero de armadura metálica, tan apuesto y galán con quien se paso días baile y baile. Este decidió dejar a Diana con el gnomo pues ya había notado cierta cercanía con la audaz Cazadora. Pensó que en una vuelta por los bosques cercanos estaría de regreso a más tardar al anochecer. Pero de esto Diana no se lo imagino.