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Vicentico se llamaba el gnomo. Que como todos eran cuidadores de la tierra y de los minerales de las entrañas de profundas minas. Este en particular había sido desterrado de la comunidad de los gnomos, pues su estatura no era como la de los otros pequeños en general.
El gran y noble gnomo vivía cerca de una colina donde pasaba un rió y su dedicación era sembrar cebollas. Le encantaba sembrarlas. Sembraba todo tipo de cebollas, era su amor, arar la tierra, sembrar y cosechar.
Era muy feliz viendo como crecían las cebollas y de vez en cuando olvidaba regresar a casa y se quedaba dormido sobre la tierra soñando con las cebollas como si fueran borregos, de uno en uno para conseguir el sueño. También de vez en cuando olvidaba bañarse o lavarse las manos. El feliz gnomo tenia un recetario de cocina muy especial y le encantaba cocinar las cebollas. Todos los platillos eran de cebolla, caldo, sopa, crema, desayuno, comida y cena eran totalmente de cebolla.
El gnomo tenia en todas partes de la casa cebollas, pero también las vendía en los pueblos cercanos, en algunos restaurantes y tiendas. Así cada vez el gnomo era conocido como el gnomo sembrador de cebollas aunque su nombre era "Vicentico" pocos le llamaban por el nombre que le habían dado los gnomos antes de notar que no era un gnomo común entre los demás, por su desmedido crecimiento, su descuidada apariencia y por su desagradable aliento.
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