lunes, 18 de abril de 2011

Vicentico "En los restaurantes y tiendas" Capítulo II.




Todo el día el gnomo se la pasaba sembrando y cosechando sus adorables cebollas, chicas, medianas y grandes. Todo también era felicidad para el gnomo. Ver brotar de la tierra sus cebollas, tenerlas en las manos, no había gnomo más feliz que Vicentico. En los restaurantes se preferían las cebollas de Vicentico, pues tenían muy buen sabor. La llegada o la estancia del gnomo en el pueblo era muy notable por su aroma a cebolla, todos sabían muy bien quién estaba en el pueblo aunque estuviera dentro en la cocina o dentro en la bodega de alguna recauderia.



Vicentico siempre sonreía, pero algunos preferían hablar de perfil con él, porque no aguantaban tan de lleno su aliento cebollero.



Vicentico nunca era visto llegar o salir del pueblo, como buen gnomo, aun de haber sido desterrado de la comunidad de los otros gnomos, poseía sus talentos para aparecer y desaparecer de un lugar a otro. Vicentico en el pueblo era muy notorio y todo mundo le saludaba aún y con la mano en la nariz y a metros de distancia Vicentico era la sonrisa andando. Por todos los que lo conocían y que sabían que el aroma en el pueblo era por su estancia vendiendo sus famosas cebollas.



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